Los trabajos en oficina, en general, son en postura sentado.
No obstante en aquellos puestos de atención directa al público se requiere
adoptar posturas de pie.
Posturas prolongadas, ya sea sentado o de pie, pueden
resultar fatigantes si no se relajan los músculos posturales afectados que
pueden ocasionar problemas circulatorios o de columna.
4.1.
EL
TRABAJO EN POSTURA SENTADO
En general se tiene a considerar los trabajos en
posición sentado como los más cómodos, ello es debido a que el consumo
energético para mantener esta postura es menor que en la posición de pie. No
obstante si no se adoptan las posturas correctas pueden dar lugar a las mismas
fatigas e incomodidades que en los trabajos de pies.
En primer lugar y sobre todo si su puesto de trabajo
es ocupado por usuarios distintos, regule la altura de la silla a sus
dimensiones antropométricas: sentado sobre el plano del asiento, (no en el borde
dejando la espalda sin apoyo) sus codos deben quedar aproximadamente a la
altura del plano de trabajo de manera que le permita guardar una posición del
brazo vertical y horizontal del antebrazo. En esta posición, con las piernas
flexionadas a 90°, los pies deben descansar sobre el suelo. En caso de no
alcanzarlo se debe utilizar un reposapiés de material antideslizante, regulable
en inclinación y altura.
Sitúe adecuadamente los elementos a manipular en su
área de trabajo para evitar movimientos y posturas forzadas del cuerpo.
RECUERDE: Una postura sentada flexionada hacia
adelante produce una compresión en la cavidad abdominal.
El sentarse sobre una pierna o con las piernas
cruzadas, además de producir desviaciones en la columna dificulta la circulación
sanguínea de las piernas.
Si la altura del asiento es excesiva y no apoya los
pies en el suelo, el borde frontal del asiento presiona debajo de los muslos,
pudiendo llegar a producir una sensación de hormigueo y molestias en los pies.
4.2.
TRABAJO EN POSTURAS DE PIE
En
los puestos de trabajo de atención
directa al público, generalmente, se requiere adoptar una postura de pie, que obliga tener que
desplazarse, flexionarse, girarse o torcer el cuerpo.
Para
reducir la tensión necesaria para mantener el equilibrio del cuerpo es
importante el mantener el cuerpo en posición erguido con el tronco recto,
puesto que de esta manera los discos intervertebrales reparten correctamente el
peso del cuerpo evitando posibles deformaciones en la columna.
Al
objeto de reducir la fatiga de los músculos posturales, no debe mantenerse
demasiado tiempo la misma posición. En lo posible debe cambiarse buscando
aquella que resulte más cómoda o que implique el mínimo esfuerzo físico. Con
cierta periodicidad efectúe movimientos suaves de estiramiento de los músculos.
En
caso de tener que alcanzar objetos o depositar libros en estantería a una altura superior a su cabeza utilice una
banqueta o escalera.
En
lo posible evite torsiones y giros bruscos del troco y movimientos forzados. Es
preferible girar el cuerpo, dando pasos cortos, a la torsión de la espalda.
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